miércoles, 23 de noviembre de 2011

Literatura Infantil

   A partir de los conocimientos que hemos adquirido sobre lo que es la literatura y la literatura infantil, sumerjámonos en los diferentes aspectos que definen la lectura que esta edad abarca.

  La duda que nos surge es, ¿desde cuándo se escribe para los niños tal y cómo lo concebimos en la actualidad? Para ello, expondré un breve recorrido que explica la evolución de la literatura infantil, puesto que los intereses de hoy, difieren de los de ayer. 


  • Sobre los Orígenes
    Los primeros libros para niños, se empiezan a escribir a finales del siglo XVII en Inglaterra, pero que según los requisitos descritos en la entrada anterior “Bloque 0”, los clasificaríamos como paraliteratura; ¿por qué? La finalidad de aquellos escritos era didáctica y moralizante. Se intentaba educar con el uso de estos libros como apoyo, se difundía el perfil de “niño no mentiroso, valiente, obediente…”, típicos atributos de un niño aristócrata de la época. Son personajes planos, que no corresponden con la realidad, sin personalidad, por lo que el lector no puede sentirse identificado y no le motivará.

    No será, hasta la mitad del siglo XX, cuando encontremos literatura infantil, tal y cómo hoy la definimos. Cabe destacar la labor de Saturnino Calleja Fernández, que marca un antes y un después en el acceso a la lectura para aquellos que no formaban parte de la nobleza.

    Calleja era un editor, pedagogo y escritor español, fundador de la Editorial que lleva su apellido como nombre, que se encargaba de la recopilación y escritura para conformar libros en preciosas y fantásticas ediciones, para que todos los que supiesen leer, tuviesen la oportunidad. Fue su magnífica idea de ABARATAR los precios, lo que hizo que Calleja y sus ediciones fuesen una revolución, ya que eran libros al alcance de la clase media, en cuanto a lo económico y en su manejo (por su reducido tamaño). Aún así, estas ediciones, seguirán sin cumplir los requisitos que hoy “exigimos” para denominarlos como literatura infantil, ya que la temática que llena las páginas de estos libros, sigue siendo educativa. Con sus iniciativas, podemos denominarle, al igual que su nieto “campeón del fomento a leer”. Ahora, podemos encontrar reproducciones casi exactas de algunas de las obras antiguas de Calleja. Estas copias, que precisan de un documento original, y se denominan facsímil, y son un formato que facilita la edición y publicación de manuscritos y otras obras con un valor y riqueza significativos.

    Juan Cervera propone una definición amplia, integradora y global de literatura infantil, que no niega la naturaleza general de la literatura. Para él, la literatura infantil es aquella en que "se integran todas las manifestaciones y actividades que tienen como base la palabra con finalidad artística o lúdica que interesan al niño", cita que viene al caso de no incluir los cuentos de Calleja como literatura infantil. Esta definición incorpora lo que la tradición oral ha aportado en el transcurso del tiempo y enfatiza dos elementos fundamentales: el niño y la palabra. “Las obras deben interesarle al niño y llenar sus expectativas; los autores requieren y aprovechan al máximo las posibilidades expresivas que el lenguaje le ofrece”.

    Las historias pioneras en ser literatura infantil, llegan en los años 60-70 con “Celia”, de Elena Fortún. Celia es un personaje que crece junto a sus lectores y acompaña en las vivencias de esas niñas para que se sientan identificadas. En la misma línea, se publicó “Antoñita la Fantástica”, de Borita Casas en la que su personaje ya no era la niña modélica, sino algo más compleja y menos sumisa siendo así, más real. 

Para desarrollar lo que realmente nos interesa en este bloque (la Literatura Infantil y su evolución), vamos a documentarnos en un documento de Anabel Sáiz Ripoll, “Modelos de Infancia”. Este artículo trata los patrones de infancia que se han dado a lo largo de la historia, y de esta manera veremos en detalle cómo llegamos de temas moralizantes en los textos a la diversión como objetivo supremo de la literatura.

    Para acercarnos aún más a los lectores de la literatura, los niños, en los años 50 nos encontramos con un niño travieso, aunque ejemplar pero que se identifica más con los chicos de carne y hueso. Este es el personaje que encarna el libro de “Marcelino Pan y Vino” de José María Sánchez Silva. 

     Será la década de los 60 la que supone una ventana hacia el niño rebelde. “El Polizón del Ulises” de Ana María Matute. Se nos presenta un protagonista más reservado y autónomo, que junto a la travesura y rebeldía provoca la distancia con el niño “santo” al que estábamos acostumbrados.

     Según la Tesis de Anabel Sáiz Ripoll y la historia ha demostrado, la literatura nos muestra la evolución del modelo del niño durante el siglo XX en España. Desde el objetivo moralizante en un niño perfecto y sumiso, a la evasión que pretende el niño pues… NIÑO, rebelde, travieso, con ansias de diversión… por eso, en los 70 – 80, damos el paso al Niño Independiente con capacidad para expresar, hablar y que le escuchen, capaz de elegir lo que quiere oír y aprender. Un ejemplo es “La ciudad que tenía de todo” de Alfredo Gómez Cerdá.

    Según Ana Garralón, en su revista Cuatrogatos, los escritores a partir de finales de los 80 – 90, dedican obras para los niños, aunque algunos con temas poco frecuentados, otros con escritura más innovadora y contagiosa. Gonzalo Moure con textos de ciencia ficción como “Geranium” u otros textos más reales como “¡A la mierda la bicicleta! O “El bostezo del puma”.

    La literatura es, al fin y al cabo, un tipo de manifestación artística que avanza conforme lo hace la soiedad y es susceptible a los cambios de ésta y, en palabras de Anabel, "la literatura infantil, pues, refleja el mundo; pero también lo modela".




-LÍRICA: Género en el que el escritor expresa sus sentimientos. Es el verso el medio expresivo más utilizado.

    Según Pedro César Cerrillo Torremocha, "entendemos como infantiles las composiciones líricas de carácter popular que son de uso exclusivo del niño, o aquéllas en las que él representa o asume un papel esencial", conclusión a la que llega desde la explicación de Román López Tamés:

Desde las nanas que mecen el sueño y adoctrinan en la receptividad de la cuna, hasta las coplillas en las que se aprende a nombrar partes del propio cuerpo y le proporcionan conciencia de sí mismo, los repartos de tareas en retahílas, aleluyas y refranes, adivinanzas, juegos de palabras y trabalenguas, canciones en el denso y antiguo mundo de los juegos, corros, ruedas y combas, también romances que se han ido adecuando ¿por quién? a la emotividad infantil: todo ello supone entrenamiento en pequeñas dimensiones, ensayo para iniciarse en el mundo de los adultos. Esta sí es poesía infantil, anónima y siempre presente, pues ahí está heredada, repetida, (...).

 


-NARRATIVA: En la narrativa, el escritor cuenta hechos que suceden. El medio expresivo más utilizado, suele ser la prosa.

    En la literatura infantil, las obras narrativas son:
  • Cuento: Tradicional, de hadas o maravilloso; fantástico; de ciencia ficción; folklórico...
  • Fábula
  • Leyenda
  • Mito
  • Novela



-DRAMÁTICA: En este género, se representa la realidad a través de unos personajes que cuentan lo que hacen o piensa. Esta representación, la hacen mediante el diálogo.

    El teatro infantil, puede ser también llamado teatro para niños. En estas obras se refleja la vida que tienen o les gustaría tener a estos niños. Los personajes suelen ser, aunque no tienen por qué, animales, muñecos, plantas...




  • Tipos de Literatura Infantil
    Puede hacerse una clasificación bajo varios criterios. Si nos fijamos en la temática, los libros pueden ser de aventuras, ciencia ficción, cuentos, humor, misterio, novela histórica, novela realista, poesía y teatro; como por ejemplo hace la editorial Bruño, con su colección Alta Mar.

    Lo más importante, es que los temas de los libros atraigan siempre al lector, respetando sus gustos y características evolutivas, por tanto, los teman cambian al igual que las modas y la sociología de los receptores. La fantasía es un ingrediente necesario para hacer de las historias que se cuentan vivencias que los niños quieran sentir. Los personajes deben ser reconocibles para el receptor, esto no implica que tengan que ser reales. Los estereotipos crearán lectores sin criterio, por lo que en la variedad de la forma de actuar se verán definidos personajes con personalidad propia, no mediante la descripción, sino a través de la percepción. 

    Para que el lector se consiga introducir en la historia, se debe facilitar (mediante un prólogo o explicación) la contextualización espaciotemporal.

    El formato de los libros, debe ser, una vez más un reclamo. Portada, ilustraciones, tamaño, son un conjunto estético que sirven de tarjeta de presentación. En cuanto al lenguaje, estilo y expresión de la escritura, debe ser para hacer una lectura ágil, sencilla, dinámica y atractiva, que también irán evolucionando, según la edad que corresponda. Respecto a la letra, en primer ciclo de primaria, los niños ya saben leer con letra de imprenta, y la extensión de las historias, es la que condiciona al tamaño de la letra: cuanto más largo sea lo que se cuenta, más pequeña será la letra. 

    No debemos olvidar que “la literatura es el arte de la palabra”, y por tanto debe conseguir el atractivo, sin caer en el aburrimiento, haciendo de la escritura que la define, un hecho lúdico. 

    A medida que evolucionamos, se permiten más licencias simbólicas en la literatura, y por eso es tendencia el Total Print, dando relevancia a los ilustradores, a los que se les permite plasmar su arte mediante los álbumes de imágenes. Por ejemplo, para Rebecca Dautremer lo importante es que, ilustración y texto, sean un conjunto. No se trata de hacer una ilustración literal, sino de que acompañe al texto.

  • Análisis de un libro
    Al término de toda la recopilación de información, serán tres los aspectos que nos harán determinar el análisis de un texto literario. Se exponen a continuación:
1    -Gustos: los gustos del lector dependen de la personalidad, de la sociología, de la familia, amigos y… de las modas que se dan en cada época. La sociedad nos marca unas tendencias, a partir de las cuáles elegimos. Las personas nos formamos por una serie de factores internos  y, también externos, que son condicionantes a la hora de elegir. Aún así, los gustos son infinitos, personales y, por qué no, cambiantes.

2     - Momento evolutivo, que dependerá de la edad y el estado de desarrollo cognitivo en el que se encuentre. Este factor influirá también en los gustos del niño que, obviamente, no tiene las mismas inquietudes con tres que con 9 años. Además, los aspectos formales-literarios, se ajustarán en función de este mismo factor.

        -Edición: aspectos que se pueden incluir en la edición de un libro son, lo económico, la impresión y las fijaciones. Estas características van hilada, de manera que, cuantas más fijaciones necesitemos, más difícil será la lectura y la impresión se ampliará. La legibilidad es condicionante para determinar si el texto es adecuado o no.